AMOR FUGAZ EN TREN

Cuando subo a un tren trato de elegir el lugar para sentarme, si puedo, lo hago frente a alguien que me resulte interesante y que me haga feliz el trayecto.

Así es que muchas veces tengo repentinos enamoramientos, fugaces como la duración del viaje o de su viaje, como esta vez.

Sus ojos, su mirada, sus rasgos, su belleza entera de mujer joven, jovencísima, bella, bellísima.

Así fue este viaje en tren, se bajo unas estaciones antes y nunca se entero de un señor que al frente le había sacado algunas fotos, ni que se había enamorado fugazmente, brevemente, sin que ella lo supiera y que ese amor solo duraría lo que duraría ese viaje , sin saberlo, sin que nada le pasara, y que yo guardaría para siempre ese momento mágico para siempre en un cuadrito de celuloide.

Así la aventura de la vida, así la fotografía.